Si digo que es uno de los lugares más impresionantes de los que haya visitado hasta ahora me quedo corta. Las cataratas del Iguazú no solo son una de las 7 Maravillas del Mundo Natural, sino que son un sentimiento. Un sentimiento que no se puede explicar hasta que lo hayas vivido.
Temprano por la mañana salimos hacia el Parque Nacional Iguazú, donde nos subimos a un tren que te lleva a los distintos senderos. Desde ese momento ya todo era una sobrecarga a los sentidos.

El calor, lo verde de la selva y la cantidad de mariposas que se veían ya te transportan a otro lugar. Bajamos del tren para comenzar uno de los circuitos, comenzamos conociendo un poco del lugar y sin tener idea de lo que nos esperaba más adelante.


Seguimos caminando y mientras más nos acercábamos a las cataratas, más crecía nuestra expectativa… ¡ya se podía escuchar el sonido de las caídas de agua! Ibamos descubriendo toda la fauna que nos acompañaba, desde lagartos, coatíes, aves de todos los colores, distintos insectos… lo más fascinante eran las mariposas de todos los colores que se nos posaban, ¡realmente es como si la Naturaleza te pegara una bofetada para que despiertes!

Dicen que solo hay dos reacciones cuando conocés las cataratas del Iguazú: o te quedas mudo de la emoción, o gritás de la alegría. Yo grité. Y lloré. ¡Y Cómo grité y lloré! El poder del agua, la Naturaleza en su mayor esplendor… es algo que nunca vi y nunca sentí. Aún tantos años después puedo sentir la sensación en el cuerpo, es algo que jamás voy a olvidar.

La sinfonía del ruido, la fuerza del agua cayendo estrepitosamente, los pájaros pescando sin temor, la belleza del contraste de sus colores, esa catarata inmensa, poderosa, que despierta todos los sentidos y te atrae, te fascina, te hace olvidar de todo lo que venías pensando durante el día. Eso son las cataratas del Iguazú, eso y mucho más.

Tiene todo el sentido del Universo que este lugar sea una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo. Esta catarata creada debido a una erupción volcánica y de casi 3 kilómetros de ancho no es algo que pueda pasar desapercibido. Habrá más grandes, si, ¡pero en belleza no la supera ninguna!
Seguimos camino recorriendo el resto de las pasarelas, y aproveché para realizar una actividad extra que valió mucho la pena. Me subí a un gomón para navegar por las cataratas y tenerlas ahí nomás, cerquita. Pasamos por varias cascadas, ¡e incluso nos metimos dentro de una!

El agua definitivamente es mi elemento, eso es imposible de negarlo, así que esta experiencia para mí fue una de las más hermosas de mi vida. Es muy difícil explicar con palabras lo que uno siente cuando está acá, pero eso también es parte de la magia de las Cataratas del Iguazú, la experiencia es enteramente personal. ¡Tienen que ir para vivirlo!

Realmente fue un dia que no podré olvidar más. El Parque Nacional Iguazú es un orgullo argentino y es un lugar que se debe visitar al menos una vez en la vida. O dos. O mil.
Datos importantes:
- Se pueden comprar las entradas al Parque Nacional por Internet. Podés adquirirlas haciendo click acá. Es importante elegir bien la categoría (nacional, extranjero, etc) ya que al entrar al Parque lo verifican.
- El Parque Nacional abre a las 8 de la mañana, y cierra a las 18 Hrs. El último ingreso es a las 16:30 (¡pero por todo lo que hay que ver, vale la pena llegar temprano!)
- Si querés volver a ir al día siguiente, llevá tu ticket del día anterior para que te lo validen y te hagan un descuento del 50%!
- Adentor del parque hay actividades opcionales para hacer como paseos en bote (como el que hice) y si llegás en tiempo de luna llena, ¡podés ir a la noche y ver las cataratas iluminadas por la Luna!
- Si tenés ganas de ir con tus visita ya planificada, podés entrar acá para enterarte las opciones que Civitatis tiene para vos 🙂
Si querés conocer más sobre lo que hay para hacer en esta zona, podés ver Tres opciones para visitar cerca de Iguazú, o tres opciones más.