Barcelona… Fue una incertidumbre al comienzo, la verdad… ¡no quería ir! tenía una mezcla de emociones con los catalanes, pensé que nos iban a tratar mal, pero la verdad… nada de eso. Entre la calidez de la gente, la belleza de los paisajes y las maravillas arquitectónicas… ¡Barcelona fue uno de mis lugares favoritos del viaje!
Ese día apenas nos instalamos y sacamos mil fotos del departamento, nos fuimos a comer algo y llegamos a una granja bar llamada Darling que estaba a dos cuadras del departamento. ¡Comimos riquísimo! Por 10€ comimos entrada, primer plato y postre con bebida. La comida era casera (y no era cualquier cosa, uno de los platos que elegimos fue guiso de lentejas, tabla de jamones y otros manjares que en casa salen carísimos!)
¡Plato de lentejitas que solo se puede comparar al de mi madre!
Obviamente no podía faltar la cerveza Estrella de Galicia,
una de las más ricas que probé en España.
Después de almorzar super bien nos fuimos a dar una vuelta cerca del departamento para conocer el terreno… Caminando caminando, nos encontramos con curiosidades como una casa de empanadas argentinas y la mismísima casa donde nació Joan Manuel Serrat.
A la noche, después de hacer las compras y de cenar paella instantánea (créanlo o no, estaba buenísima) nos fuimos a dar una vuelta un poco más lejos, a conocer el Maremagnum y la Rambla. La Rambla… Nos pareció bastante igual al puente de la Mujer (había que decirlo) ¡Pero aún así tiene su encanto! De noche está muy bonita y bien iluminada. ¡Finalmente conocimos el Mediterraneo!
Intentamos salir a la noche pero… parece ser que a las 12 de la Noche o todavía no abre nada, o había cerrado todo… ¡La cuestión es que no encontramos ningún bar abierto! Dimos un par de vueltas más por el barrio y luego nos fuimos a dormir.
Barcelona día 2. Al día siguiente salimos de paseo por el Barrio Gótico y nos enteramos que era Sant Jordi, por lo que las calles estaban repletas de gente y llenas de banderas de Barcelona. Fuimos a un mercado a comer mariscos y a comer fruta, que por cierto estaba buenísima. Ese mercado (no recuerdo el nombre) era un despliegue de color y de sabores. ¡Muy bueno para visitar con el estómago vacío y la billetera llena!
Luego dimos un paseo y nos encontramos con la Catedral de Barcelona (no entramos, pero por fuera era muy bonita) fuimos también a la casa de la música y dimos un par más de vueltas por las calles. A comparación de Argentina, se puede comprar ropa súper barata y de buena calidad.
Barcelona día 3: Este día fue el más ajetreado de todos y el día en el cual logré mi cometido: ¡meter los pies en el Mediterráneo! Estaba frío, y mucho, pero supongo que es por la época 😀 Comenzamos temprano tomando el bus turistic (Un dato: el Bus Turistic se puede pagar en pesos argentinos con tarjeta de crédito… y no te suman el 20%!) nos fuimos hasta la playa y estuvimos un buen rato a pesar del viento
Un mar y arena que permanecerán en nuestros corazones
por su belleza
Luego nos fuimos por la línea siguiente y vimos un montón de casas gaudianas (si tenés tiempo, entrá por lo menos a una, ¡no te vas a arrepentir!) y luego ahí estaba… ¡la Sagrada Familia! Hicimos un parate para almorzar y después entramos.
*Seguridad revisando los bolsos*
– ¿Una camisa del Barcelona? ¡No puede ser! ¡No te debería dejar entrar!
– Pero es para mi cuñado, yo en realidad soy del Real Madrid, pero no le digas a nadie que aquí me matan.
– Ala, ya por eso me has caído bien, ¡adelante!
(y hete aquí derrumbado mi pensamiento de que todos los catalanes son culés, ¡no señor! Me han alegrado el día)
La Sagrada Familia es… es… inexplicable. Por más fotos que les muestre no van a poder entender el nivel de compromiso y detalle que hay. Antes del viaje, pensaba en: ¿Para qué voy a ir a ver un lugar que no está terminado? Y la verdad, no me arrepiento de haber ido. ¡Hay cada cosa! Detalles y escenas de la Biblia, vitreaux de los más bonitos colores, ¡una arquitectura increíble! No hay forma de describir lo que uno vive ahí adentro. Se nota la pasión y la genialidad que tenía Gaudí para crear. Lo que más me llamó la atención, fueron las puertas con los pasajes bíblicos en catalán.
Los detalles en dorado de algunas frases
las hacían aún más especiales
Un detalle para no perderse: Desde el lado de atrás de donde se da la misa, el órgano y sus tubos reflejan la luz multicolor de los vitreaux formando un arcoiris.
Luego de ver y admirar la Sagrada Familia (¡y comprar un montón de recuerditos!) Nos fuimos hacia el Park Güell. Y aquí, terminé de admirar a Gaudí.
Según lo que recuerdo, la historia del Park Güell fue un prototipo de parque donde iban a hacer muchas casas diseñadas para la familia Güell (que eran como sus mecenas) y luego se iban a vender a gente adinerada. Empezaron haciendo el parque y crearon una sola casa; para sorpresa no tuvieron mucho éxito con el proyecto. Quedó la casa del vigía donde Gaudí vivió el resto de su vida obsesionado por su proyecto con la sagrada Familia. La familia Güell luego donó ese parque al Gobierno de Barcelona y hoy quedó lo que se puede visitar.
Imperdible: Hay que subir muchísimos escalones, pero las vistas de Barcelona al atardecer desde las terrazas son simplemente mágicas. ¡Díganme sino, si se pueden perder algo como esto!
Luego de ver estas maravillas, nos fuimos a tomar un helado y a prepararnos para la noche. Al día siguiente ya estaríamos viajando a Francia, sin dudar de que Barcelona y las obras de Gaudí fueron una parte mágica de nuestro viaje.
Espero que lo poco que les pude enseñar les haya gustado tanto como a mí, ¡en la próxima entrega viviremos las maravillas de Francia!