Sydney es una ciudad multicultural, llena de cosas para hacer y para ver y llena de gente diversa, la cual la hace muy interesante. Es una ciudad ordenada, tranquila y limpia (si, a mi parecer después de haber vivido tanto tiempo en Buenos Aires me parece tranquila)
Claramente, es una ciudad de primer mundo. Hay cosas que de tan ordenadas dan susto. Por ejemplo, fui al banco a abrir mi cuenta para empezar a trabajar y sentí que entraba al Hilton. ¡Una locura! Me atendieron súper amables, eficientes y con una rapidez increíble. (de más está decir que hasta te ofrecen agua y te dejan usar el wifi del banco. ¡Wifi! ¡En Argentina ni siquiera nos dejan sacar el celular!) En menos de media hora tenia la cuenta, y me habían explicado absolutamente todo lo que necesitaba saber. Una maravilla.
Las callecitas de Sydney tienen ese… qué se yo, viste.
Me sorprende mucho también que los autos te dejen pasar, te hacen señas y te dejan que pases. Increíble. ¡En casa nos pisarían directamente! 😛 Me llama mucho la atención también que los semáforos tienen un botón que tenés que apretar para que corte el semáforo y puedas pasar, además de una flecha que muestra para qué lado tenés quemirar para que no te pisen los autos (en Australia se maneja al revés y parece que hubo bastantes accidentes en las olimpíadas del 2000… jajaja) Todas las calles tienen acceso a silla de ruedas, y señal auditiva para los semáforos. Maravilloso.
El botón para parar el tráfico, una maravilla tecnológica. (sí, vivo en el tercer mundo, no estoy acostumbrada a estas cosas… jajaja)
Por lo que se puede ver, la ciudad es bastante nueva a comparación de Buenos Aires. Se nota que planearon cómo iban a hacer las cosas y no es una acumulación de edificios de distintas épocas (¡que es lo que más me gusta de mi ciudad natal!) Me encanta que haya tantos parques, plazas y espacios verdes donde poder tomar sol y relajarse. Lo más lindo, ¡estamos a 30 minutos de la playa!
Algo que me llama mucho, muchísimo la atención es que la gente camina por la calle con el celular en la mano como si nada. A mí aún me da muchísimo miedo hacerlo, pero la gente se ve con mucha confianza. ¡Hasta he visto a un chico sacar la notebook durante un viaje en colectivo! Algo jamás visto anteriormente por mi, jajajaja
Un poco de humor por las calles…
Se nota que recién llego a la ciudad porque solo tengo cosas positivas para decir. Seguro con el tiempo mis impresiones vayan cambiando (o no, tal vez no) y encuentre algunas otras cosas. ¡Intentaré traerles más curiosidades para que puedan conocer un poco más esta ciudad tan interesante!
Una Argentina por el Mundo 
Creo que cualquier argentino que pisa otro país civilizado, aunque sea por 15 minutos, se va a ser sorprendido por todo. Cuando fui a Mallorca a visitar a mis tíos y primos, casi nos ponemos a llorar (?) cada vez que nos dejaban pasar en las esquinas. Nosotros parábamos, obvio, antes de que nos pisaran… los mallorquíes no, cruzan, porque saben que los coches frenan. Y cuando mi tío nos prestaba el auto para salir a pasear, le recordábamos a mi papá en cada esquina que «Carlos, frená que acá los que manejan sí respetan al peatón», «Carlos, acordate que no estamos en Argentina». Pobre Carlos (?) 😛
Me causó gracia los carteles de la calle, me imaginé que yendo para un lado llegabas a Liverpool, tranca, un par de cuadras (?) y yendo para el otro podías ir a comer a un Mc (?) ajajja
Desconocía la existencia del botón parador de semáforos… no sabía que funcionaban así.
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Lo del parador de semáforos es genial, la gente a veces lo toca y sigue caminando aunq no haya cambiado jaja a mi me da cosa, a veces aunque hay semáforo los autos te dan paso igual y me los quedo mirando pobres jajajaja te juro que no me acostumbro! tampoco me acostumbro a que ahora los colectivos vienen del otro lado y siempre miro al lado incorrecto de la calle para frenarlos jajajaj supongo que con el tiempo me iré acostumbrando!
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