Oporto: Volviendo al pasado, y a Hogwarts

A Oporto la conocí gris. Durante los dos días que estuvimos allí, vi apenas un poquito de sol… estuvo siempre lloviznando o nublado. Aunque me hubiera gustado ver los verdaderos colores de Oporto, también sé que por esa zona es normal que se lo pase lloviendo, por lo que creo que también fue bueno que me haya recibido con total naturalidad. Ver la ciudad como es normalmente también me da un sentido de permanencia, como si Oporto me haya permitido conocerla tal cual es…

Tuve la oportunidad de pisar Oporto dos veces, la primera para recorrerla y la segunda para pasar algunas horas allí. Llegué desde Madrid hasta esta hermosa ciudad por medio de avión, y cuando llegué lo primero que me llamó la atención fue ver una publicidad de vino verde. Sí, así como lo escucharon, ¡vino verde! La verdad, no tuve la oportunidad de probarlo, pero la próxima vez que pise estas tierras me queda como requisito obligatorio.
Quedamos en encontrarnos con Raquel en el aeropuerto, allí dentro no tenía señal, ni wifi, ni nada, así que me limité a esperar expectante… hasta que finalmente llegó. Al fin nos veíamos después de un año, y una despedida medio rara, que había sido un «hasta luego, nos vemos en Madrid» en Santiago que al final no se concretó. Fuimos hasta el metro para llegar a la casa en la que íbamos a quedarnos (Si les interesa, voy a hacer propaganda gratis: Noemia da Costa Pinto, es una casa antigua en un barrio de Oporto cerca de una de las plazas importantes.) En el metro… bueno, entré en pánico de nuevo porque todo estaba en portugués, y me mareé con la cantidad de tarifas y costes dependiendo de a donde ibas. Gracias a Dios, a una viajera que me regaló su tarjeta porque ya se iba a casa y a un guardia que nos ayudó con la máquina, arrancamos la  ida hacia la casa.

El lugar donde nos quedamos era hermoso, una casona antigua reformada con muchas habitaciones. En ese momento no había muchos huéspedes, solo estaban los dueños y una conocida de ellos así que pudimos usar todo como si estuviéramos en casa. Esa noche salimos a dar una vuelta por Oporto y a cenar, y ya muertas de sueño nos dedicamos a dormir algunas horas.

Al día siguiente volvimos a recorrer la ciudad, esta vez viendo como podíamos volvernos a Galicia, averiguamos pasajes de micro y de tren, y nos convencimos por el tren. Salíamos relativamente temprano para poder llegar bien a Galicia y no tener contratiempos. (aunque, a nosotras siempre nos pasa algo, ¡no hay vez que nos encontremos que no tengamos una aventura!)

Fuimos a conocer la libreria Lello, en la cual se rodaron varias escenas de la película Harry Potter, y en la cual tuve el placer de tomarme una foto furtiva. (¡gracias sis!)

Es así tal cual la ven. Aquí me compré el llavero
de Portugal que les mostré en entradas anteriores

Paseamos un poco más, tuvimos la oportunidad de ver un poco de la queima de fitas, una fiestra tradicional universitaria organizada por la universidad de Coimbra, una de las universidades más antiguas de Portugfal (y por varios siglos fue la única) y sentirnos como inmersas en una de las películas de Harry Potter. Es una lástima que no tenga mi teléfono conmigo (¡si, lo perdí en Oporto!) porque había tomado muchísimas fotos.

Para almorzar, tuve el placer de degustar la francesinha, ¡algo que ahora recién recuperada de gastroenteritis sería imposible de probar! Es como un sándwich con un montón de variedades de fiambres, bañado en queso y una salsa riquísima, y viene con papas fritas. Una bomba al estómago pero un placer para los sentidos.

¡Ya se que les dio hambre de tan solo verla!

Vimos un poco más de la queima y ya tuvimos que volvernos para poder volver a casa. Fue muy poquito tiempo, casi menos de 24 horas, pero fue lo suficiente como para quedarme atrapada y querer volver. Espero volver con un poquito más de portugués encima porque «no cacé un fulbo» como diríamos acá, aunque los portugueses se mostraron muy amables y pacientes conmigo (nada que ver con otras… paris… ciudades… ejem… jajaja)

A modo de bonus track, les dejo algunas fotos que pude tomar de Oporto, ¡Para que se queden con las ganas y visiten!

Gaviota gigante. Aunque me dicen que es de tamaño estándar para mí sigue siendo gigante.
¡Estas son más bonitas que las de la costa bonaerense!

Vista desde nuestra habitación en el hostel

Algunos graffittis que se veían por la ciudad

Esta la tomó Raquel, pequeño paisaje al abrir la ventana
 (uno de los pocos momentos que vimos Oporto con algo de sol)

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