Ya está. Se terminaron tus meses de viaje. Viviste en otro país y se te terminó el intercambio. Ya completaste tu Erasmus. Dijiste tu último adiós a la ciudad/país/región que te acobijó por este largo tiempo y volviste a tu país. Te subiste al avión y después de un par de horas regresaste a la realidad. Al abrazo familiar, a ver a tus amigos y a sentirte como en casa. La felicidad de tu familia por volver a verte ya se extinguió ahora que te pueden ver todos los días, y tus amigos ya escucharon las historias sobre tus andanzas. ¿Y ahora, qué hacemos?
Este post va a sonar bastante depresivo (valga la redundancia) en principio pero van a ver que al final no lo es, tengan paciencia, ¡Hay luz al final del túnel! jajaja. Si pasaste por este tipo de situaciones vas a entender. Creo que además de ser útil contra la depresión post-viaje, sirve para otras situaciones de la vida.
En mi caso al volver a casa sentí (y aún lo siento) que Australia fue parte de un sueño. Creo que hasta que no me encuentre a algún amigo de viaje por Buenos Aires que pueda compartir mis historias, no me lo voy a creer. Después de Australia iba a viajar hacia el sudeste asiático para terminar de cerrar esta etapa pero sentí que no era el momento y simplemente me volví, estaba cansada de viajar (¡Puede suceder! Los viajeros también queremos nuestra cama, nuestra almohada y nuestras cosas en nuestra casa). Le dije adiós a mis amigos pero no me despedí de Sydney, completamente convencida de que nos íbamos a volver a ver… Ya tenía todo planeado para volver (estudio, trabajo, etc) hasta que cuando volví a casa me di cuenta que no era lo que más quería; la emoción de haber vivido tanto tiempo y haber logrado convertir esa ciudad en mi hogar me hizo querer regresar, pero cuando llegué a Argentina la emoción se fue y ahora se siente como una carga tener que comenzar de cero. Bien, sé lo que no quiero, ahora ¿Qué hago con eso?
Entré en crisis, y en depresión. Estaba atrapada otra vez en el lugar del cual salí con toda la valentía que tenía en ese momento. ¿Debería volver a intentarlo en otro lado? ¿Tengo ganas de volver a armar una vida en otro lugar desde cero? «Estoy cansada» es lo único que se me venía a la mente una y otra vez. Tengo el corazón cansado, estoy cansada de las despedidas, estoy cansada de no tener un lugar propio y tener que compartir todo. Las contras se hicieron más fuertes que los pros al pensar en regresar y me empecé a hundir en estos pensamientos. Ya habían pasado dos meses desde que volví y no había pasado nada, no había cambiado nada… seguía esperando. Esperando ver qué hacer, tratando de no gastar mucho dinero por si quería volver a Australia, pero no del todo convencida y mirando otros destinos por las dudas. La convicción de regreso se fue y me debatía entre un plan y otro sin llegar a ninguna conclusión. La ilusión y emoción del lugar donde viví por varios meses se convirtió en una pesadumbre donde reinaba más el «no quiero ir, pero ya que no me queda otra…» honestamente, no estaba viviendo.
Hace poco me tomé una semana para pensar profundamente en lo que quería hacer próximamente y gracias a Dios conseguí una respuesta. Fue una semana donde estuve trabajando mucho sobre mí misma, tuve que tocar fondo y llorar todo lo necesario para conseguir levantarme. Fue un tiempo duro, donde tuve que dejar ir la idea de ir hacia un lugar que no me hacía feliz solo porque era «mejor» para tomar ciertas decisiones. Ahora me siento mucho mejor, y gracias a esto puedo dar algunos consejitos sobre como sobrellevar mejor la «depresión post-viaje» que te puede dar después de pasar increíbles momentos fuera de casa.
Permitite llegar…
Suena hasta tonto pero es muy cierto, especialmente cuando venís de un lugar con mucha diferencia horaria. Recordá que viajar de Oeste a Este es mucho más cansador, y viajar para atrás en los husos horarios cansa mucho más. En mi caso, me tomó dos semanas poder recuperarme del horario (14 horas de diferencia entre Australia y Argentina) y volver a un ritmo normal. Recordá que te toma un día por hora y tenés que darte tiempo para poder ajustarte. Forzarte lo va a hacer mucho peor.
…pero no te quedes demasiado tiempo inactivo
Es buenísimo llegar a casa y ser abrazado por tu familia y amigos, pero la emoción se va bastante rápido y te vas a encontrar solo recordando todos los momentos vividos en el otro país. Sí, lo pasaste bien y las experiencias fueron muy buenas, pero hay que volver a centrarse en el aquí y el ahora. ¿Qué vas a hacer? ¿Qué tenés ganas de hacer? Yo estaba muy triste porque lo único que podía hacer era esperar a Julio para poder arrancar el college en Australia. Si quitaba esa opción, no sabía que hacer y me desesperanzaba. Cuando lo miré por el lado positivo, me di cuenta que la cuestión no era no tener opciones sino todo lo contrario, tengo todas las opciones abiertas a mi disposición, solo tengo que elegir la que más me entusiasme.
No te quedes en el pasado
Me encontré mirando fotos de Australia más de una vez, pensando «no puede ser que estuve ahí, no puedo creer que viví en esa playa, quisiera regresar» Ya está, se terminó. (Todo concluye al fin, nada puede escapar…) Lo que quiero decir es que no es malo mirar al pasado, ni tampoco que no vas a regresar nunca jamás en tu vida a ese lugar, sino que ESA etapa ya se cerró. Es hora de terminar el duelo, mirar adelante y ver qué es lo que se viene. ¿Tenes muchísimas ganas de volver y quedarte a vivir en ese lugar? Buscá las mejores opciones y adelante. ¿Querés quedarte o ir hacia otro lugar? Usá todas las herramientas que aprendiste en ese viaje y empezá a planear cosas nuevas. ¡No te estanques!
Viajá de nuevo
Esta no falla nunca. «Ante la duda, viaje.» No es necesario irse hasta la Antártida pero date el tiempo para viajar y aclimatarte. Podés salir a recorrer tu ciudad durante todo el día y descubrir lugares nuevos, podés hacer un viaje de fin de semana, de una semana, el tiempo que quieras a algún lado más cerca o más lejos, lo que de el presupuesto y el tiempo que tengas.
Date tiempo para pensar pero no te estanques
Esta es una de las más difíciles. Te aconsejo que te des tiempo para pensar en qué es lo que querés hacer, sin estancarte. Si realmente no tenés idea qué rumbo tomar, ponete fechas límite para decidir. Sopesá los pros y los contras de las opciones que tenés y fijate para qué lado querés ir. Una vez que lo decidiste, poné manos a la obra lo más rápido posible. En mi caso, después de dos meses de lucha interna decidí que quiero hacer un viaje más, un viaje que vengo soñando desde hace 7 años, y luego de ese viaje largo va a ser hora de que suspenda por un tiempo mis salidas largas y empiece a buscar trabajo o estudiar otra carrera. No está mal ninguna de las opciones que elijas.
No tengas miedo de volver a intentar
Si después de tu viaje te diste cuenta que no querés seguir en tu antiguo trabajo, o la carrera que estás estudiando no va para nada con vos y querés cambiar lo que sea que querés cambiar, no tengas miedo. Si pudiste adaptarte a situaciones tan distintas y hacer un viaje largo por tantos meses, ¿qué podés temer ahora? Sos una persona valiente, valiente de haber hecho algo que no muchas personas hacen, así que tenés todo el potencial para salir adelante. Toda esa gente genial que conociste a lo largo del camino y te apoyó, va a seguir haciéndolo ahora. ¡Así que no tengas miedo y adelante!
Espero que este post haya ayudado un poco a inspirar y a paliar la depresión post viaje, si pasaste o estás pasando por esta situación contá tu experiencia más abajo y contà también qué otros consejos agregarías a la lista!
Oh te entiendo tanto. A mi me pasó el mes pasado después de pasar un mes en Tailandia estudiando Yoga y meditación con gente maravillosa. Me tocaba regresar y parte de mi estaba lista y la otra parte no quería. Fue raro regresar a la rutina del día día. Pero me llené de valentía y admiración por mi misma de hacer ese viaje que cambió mi vida. Se acabó esa experiencia pero ese viaje mejoró mi vida y me cambió, entonces no había razón para estar triste!! Gracias por compartir y por tus consejos!! Besos
Me gustaMe gusta
Es muy raro volver a la rutina, pero en eso tienes razon: no hay por qué estar triste al ver lo mucho que se aprende o cómo cambió nuestra vida gracias al viaje!! 🙂 no se siente como si ese viaje fuera un sueño? O no sé si es mi cerebro auto protegiéndome para no dejar todo y salir corriendo de viaje largo otra vez jajajaja
Me gustaMe gusta
siiii parece como un sueño, cada vez que lo recuerdo parece como que lo soñé! jajaja
Me gustaMe gusta
Me está pasándo eso mismo después de volver de NYC. En el trabajo no tengo ganas de nada, me aburro en mi casa y con mi familia. Espero se me pase pronto…
Me gustaMe gusta
Tranqui! Todo pasa, hay que tomarselo con calma, darse el tiempo de llegar y empezar a buscar o poner en marcha proyectos que nos gusten que nos devuelvan el entusiasmo. La depresión post-viaje puede ser pesada al principio, pero se puede salir! 🙂
Me gustaMe gusta
Realicé un intercambio de un año en Suiza. Los últimos meses me encontré extrañando Argentina. Sentía que quería volver, pero era raro, al mismo tiempo estaba aterrada de dejar a mis amigos intercambistas. Pero quería empezar la realidad, bueno, mi otra realidad.
Me mentalicé tanto en que iba a llegar e inmediatamente iba a empezar mis proyectos.
Llegué y me encuentro estancada. Son vacaciones, así que no hay mucho para hacer. Tengo que esperar un mes que parece eterno para comenzar academia de medicina. En este mes lo único que quiero hacer es laburar o estar activa. Me siento inproductiva e inútil. No me gusta.
Allá siempre tenía algo por hacer, y mi cabeza estaba permanentemente estimulada por el idioma y la cantidad de gente nueva, que siempre estaba activa, ocupada. Pero bien.
Ahora me siento estancada. No me encuentro en mi familia o grupo de amigos. No desde la superioridad de «yo hice esto y ustedes no», porque no es por ellos, sino que yo personalmente no soy capaz de encontrarme en donde estoy.
No me encuentro, no puedo relacionarme con la mayoría de los temas de conversación, ya no me interesan las cosas que antes me llamaban la atención, y todavía no encontré personas con las que pueda realmente hablar al nivel de como lo hacia con los chicos de intercambio, que todos estabamos solos en un pais con un idioma extraño y no habían límites. Me encuentro en un país en el que las personas mismas se establecen límites que en realidad, si realmente quisieran, no estarían ahí.
Las cabezas allá eran todas tan distintas que siempre los temas variaban y te hacian querer saber más y más. Acá estoy segura que también, pero todavia, personalmente, no me encuentro a mí misma en el espacio en el que estoy. Es una lástima. Amo mi país, pero ya quiero buscar otra forma de irme. Buscar algo nuevo. Pero hasta dentro de unos cuantos años no voy a poder hacerlo, y eso me desespera demasiado.
Creo que me estoy creyendo estos límites que nos ponemos inconscientemente, a pesar de que sé que realmente no estan allí. Mi entorno me está limitando y no se cómo manejarlo. O no soy capaz de aceptar que se terminó. No sé.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola! Gracias por contarme esto. Es sùper difìcil el regreso así que date tiempo. Al principio, en las primeras semanas todo el mundo está pendiente de nosotros porque nos extrañaron, pero después la vida sigue para todo el mundo menos para el que recién volvió y no sabe qué hacer de su vida. Es un duelo que tenemos que elaborar y lleva tiempo.
Creo que es cuestión de tomar fuerza para empezar de cero, la verdad. Los amigos de siempre puede que ya no sean tan amigos, que el haber pasado por un período de intercambio te haya abierto la cabeza en cosas que tal vez a ellos no, y pasa eso de «ay parece que lo que està contando es porque viajó» y la verdad es que no, son experiencias, cosas que nos pasaron! Los temas de conversación ya no son los mismos, las cosas que nos unían ahora parecen de otra época, otra vida… Te sentís sapo de otro pozo! Me costó mucho entenderlo, pensaba que era algo que estaba haciendo mal, pero no. Simplemente cambiaste («nunca vuelve el mismo viajero, quien viaja cambia») y no está mal buscar nuevas amistades, personas que hayan pasado por lo mismo. Acercarse a lugares donde haya extranjeros o aprender un nuevo idioma en mi caso me ayudó mucho, pude conocer gente de diversos países y gente que le gusta viajar y por eso está aprendiendo algún idioma que le agrada, tal vez sea una opción a contemplar entre varias que seguro se te van a ocurrir!
Otra cosa que me sirvió es pensar en el aquí y ahora. Mañana será otro día, mañana nos podemos ir o nos podemos quedar, pero hoy me quedo acá porque quiero, porque deseo hacer lo que estoy haciendo. Mañana no sé, pero hoy sí. Si te enfocás en eso y no te desesperás con los «y qué tal si…» también te vas a sentir un poco mejor y vas a ver que las cosas se van a empezar a dar de manera más natural. Mucha gente nos va a decir muchas pavadas en el regreso como «ay, por qué te volviste de Suiza si es un país mucho mejor que el nuestro?» y miles de cosas más que te van a hacer dudar, pero si te escuchás a vos misma en vez de aquellas opiniones también la vuelta te va a ser más fácil. A veces también inconscientemente dejamos ir oportunidades por temor a que eso nos ate, pero uno nunca sabe qué va a ser de nosotros mañana, así que tomá esas oportunidades que te ayuden a acercarte a lo que te gusta!
Ay, quisiera escribir mil cosas más pero no quiero ser pesada… jajaja la verdad es que la depresión post viaje es un tema complejo, que mucha gente pasa por alto o cree que no existe y no nos entiende! Asì que date tiempo para procesar y escuchate a vos misma, vas a estar bien 🙂
Me gustaMe gusta