Mi primera vez viajando en avión

Esta es una historia un poco personal y bastante graciosa ahora que miro hacia atrás, sobre cómo fue mi primera vez viajando en avión.

Cuando era chica, una de las tantas profesiones por las que pasé fue querer ser azafata. Desde que tenía 15 años soñaba con hacer un viaje a Finlandia donde estaban mis bandas favoritas, y a traves de buscadores de vuelos sacaba números imposibles para mi economía adolescente.

Finalmente a los 22 años, después de mucho pensarlo y finalmente conseguir un trabajo estable, saqué mi primer pasaje de avión. Este también iba a ser mi primer viaje sola, ya que anteriormente había viajado con amigos por micro o barco.

¡Pasaje en mano y lista para la aventura!

Para ser un primer viaje tuve grandes estándares, ya que me saqué un pasaje a Madrid. Lo que más recuerdo de el momento de sacar el pasaje es que estaba hablando por Skype con mi amiga y después de seguir jugando con los buscadores de vuelos y haceer planes imposibles, encontré una oferta irresistible a España

Esta oferta increíble era también algo extraña: se suponía que el vuelo directo duraba 12 horas pero, ¿cómo puede ser que me den 16 horas a la ida y 8 a la vuelta? Había algo que estaba mal. ¿Es por eso que estaba tan barato, había sido un engaño? Llamé a la compañía por donde se emitían los pasajes y me explicaron que estaban en hora local, por lo que el horario sería distinto según iba o venía, pero el vuelo duraba lo mismo. Claro, ¡Los famosos husos horarios! Había aprendido sobre ellos, pero jamás los había vivido de esa manera… «¿Tienen cuotas?» ¡Me voy a España!

«¿Que te vas a España? ¡¿Estás loca?!» me dijeron mis padres al enterarse más tarde, quienes sí habían viajado en avión antes pero jamás habían salido del país. Fue una mezcla de sentimientos, la ilusión de conocer la tierra de mis abuelos junto con el terror de lo que podría pasarme si viajaba sola. (Spoiler: no me pasó nada grave, y fue un viaje hermoso)

Los aeropuertos son mi mundo favorito.

Llegó el día, el 24 de Abril de 2012 fue la fecha escogida. Tenía tan solo 8 días y los distribuí para llegar a conocer Galicia y visitar a la prima de mi papá (que por esas cosas hermosas del destino retomamos el contacto ese mismo año), y a mi amiga que me acompañó virtualmente a sacar el pasaje, y luego pasaría unos días en Madrid con amigas de distintas partes de España.

Al llegar al Aeropuerto Internacional de Ezeiza estaba completamente perdida. Con paciencia y tratando de calmarme, fui encontrando mi camino para hacer todos y cada uno de mis trámites. Lo lindo de los aeropuertos es que todo está perfectamente señalizado y es como entrar a un mundo paralelo, donde una vez que conocés el proceso lo podés hacer con los ojos cerrados en cualquier parte del planeta.

Ese momento previo antes de tocar tierra…

Ese primer vuelo fue pura incertidumbre y emoción. Honestamente, no recordaba que hay gente que le teme a volar, yo lo disfruté como nunca. Esa sensación de levantarse del piso, la cosa que te da en la panza y ver cómo el horizonte cambia de posición mientras nos acercamos al cielo… Es la sensación más hermosa del mundo y jamás podría cansarme de ella, de verdad. La expectativa y el momento del despegue es algo que sigo disfrutando en cada vuelo, aún después de unos cuantos en mi haber.

El lugar más lindo del mundo: el aire.

Llegué al aeropuerto de Barajas el 25 de Abril a las 5 de la mañana. Cansada luego de 12 horas de vuelo (no había dormido absolutamente nada, y así terminaron siendo todos mis viajes en avión) pero feliz y fascinada de estar escuchando otro acento. ¡Lo había logrado!

Si querés saber qué cosas visité y conocer más sobre lo que se puede hacer en España, te recomiendo que visites el siguiente link donde se encuentran todos los post del país: España.

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