Vetusta Morla, mi fiel banda compañera a través de todo mi proceso…
Hoy mi escrito será corto, les juro que no los voy a aburrir demasiado… ¡Estoy despierta desde las 5 de la mañana y solo quiero llegar a mi cama! La verdad, estuve pensando durante todo el día lo que iba a escribir ahora así que intentaré ser breve (señal de que el ejercicio mental y creativo está comenzando a hacer efecto… jajaja)
Estuve pensando durante estas horas que los días están pasando demasiado rápido. Desde el momento que me liberé y pude contarle a todo el mundo que me iba, los días están volando. ¡Me quedan tan solo 46! Sigo sin creerlo.

(Créditos. ¡Me encantó la foto!)
Todo está yendo a un ritmo tan vertiginoso que se está descontrolando. Siento que ya debería saber cómo, cuándo y dónde de todo (si es posible dónde voy a estar a cada minuto del año completo) y la verdad que con suerte sé dónde voy a dormir los próximos 15 días… (es un avance, ¿no?) Me siento rara, porque siento como que me debería hacer más cargo de la situación pero en realidad no quedan más cosas por atender. Salvo las cosas que quedan por hacer allá (¡que algunas hasta las hice desde acá!) ya no sé qué más hacer. Estoy ocupando mi cabeza con actividades para dejar de pensar… realmente siento que el tiempo se me escapa y me quiero quedar un ratito más. ¡Relajate Paula! Pero no puedo, soy demasiado obsesiva con los detalles, los «¿Y si…?» me están volviendo loca, ¡LO ADMITO! jajaja
Pero es así, si no arranco un día me voy a quedar así para siempre. Decidí que este año es el año del «YOLO» (You Only Live Once / Solo Vives Una Vez) así que estoy intentando también disfrutar estos días raros. Intentaré bajar la velocidad, respirar y disfrutar de lo poquito que me queda en Buenos Aires, ¡cuando me quiera dar cuenta voy a estar en la otra punta del mundo!