Me encanta soñar. Pero sueños literales, de esos que se dan cuando estás durmiendo.  Para mí, los sueños son muy importantes. Muchas veces nos dicen muchas cosas que no nos imaginamos, aún cuando parecen de lo más bizarros. Muchas veces cuando sueño con personas, es porque las estuve pensando mucho, y generalmente en el sueño se da alguna emoción que pensaba que no tenía, cuando reflexiono me doy cuenta que era así, que en realidad me siento de esa forma, o me está pasando algo más allá de lo que yo creía y el sueño lo sacó a flote.

Intento llevar un registro de sueños, especialmente de los más vívidos. Algunos son demasiado creativos, llevan historias elaboradas y me dan ganas de continuarlos para crear una historia nueva. Algunos tiran para el lado de las pesadillas y aunque a veces me dan miedo y me despierto mal, después los pienso y siempre tienen sentido. Muchas veces tratan sobre la ansiedad que tengo sobre algún tema particular, se dibujan en forma de otras cosas.

Los sueños, buenos o malos, siempre son interesantes. Más de una vez me he encontrado personas famosas en mis sueños, he hablado más de un idioma e incluso he soñado en colores, haciéndome confundir los sueños con los recuerdos. Más allá del misticismo de la interpretación de sueños (como soñar con tal cosa indica que vas a tener dinero, etc) nos hacen recordar las cosas lindas que vivimos durante el día o avisarnos de que ciertas cosas nos están alterando y estresando. Por eso me gusta escucharlos y ver qué es lo que debo cambiar o qué cosa debo tratar para estar mejor. ¡Vivan los sueños!